Argentina – Bosnia, cualquier hincha albiceleste, antes de
que comience el partido, hubiese dicho: “es un trámite”, con una voz sobradora
acompañada con un eventual gesto de seguridad en su afirmación.
Si bien el partido no fue como lo plasma el hincha argentino,
se consiguieron los primeros 3 puntos. Con un ambiente de inseguridad en el
grupo y una formación 5-3-2 ultra-defensiva que ratificaba el sentimiento del
grupo frente al debut en el mundial. El partido empezó con un gol en contra que
puso a Argentina arriba en el marcador pero no tardó el equipo rival en igualar
el marcador y así se fueron al descanso.
La dicha formación duro 45 minutos luego de que, según
algunos periodistas, los propios jugadores le pidieron al técnico que cambiara
la formación debido a que ninguno se sentía cómodo con la misma. Después de
esto Sabella apeló a la formación clásica y con la que mas se identifica la
selección. A partir de este cambio el equipo cambió rotundamente y consiguió un
ataque mas solido conformado por remates desde todos los ángulos,
característicos de la estrategia ofensiva que siempre se uso en casi todas las
eliminatorias. Gracias a la nueva táctica le alcanzo al equipo albiceleste para
conseguir el triunfo por 2 a 1 con un gol del mejor jugador del mundo por la
vía del remate de afuera del área, impactando la pelota en el poste izquierdo
del arquero y entrando en la valla.
Argentina – Irán, los hinchas ahora con dudas pero a la vez
con la misma alegría de siempre, seguros de que el equipo que tiene Sabella
“esta para dar la vuelta”.
El segundo partido, contra Irán, ya con la formación 4-3-3 y el mismo equipo del
segundo tiempo del partido contra Bosnia, daba la sensación que no alcanzaba
porque el equipo del medio oriente metió sus 11 jugadores en su campo esperando
agazapado un mínimo error de Argentina para dar la contra y fue así como
produjeron varias situaciones de gol. Por el lado del grupo de Messi y
compañía, jugó como jugó en los amistosos previos a la copa del mundo pero la
defesa ultra poblada de Irán inhibió todo intento de ataque.
Nigeria – Argentina,
ya con la clasificación asegurada y con un poco menos de dudas que el partido
pasado, los hinchas de a poco se iban convenciendo que el equipo argentino tenía
que demostrar la mística que siempre tubo y que con 2 goles en 2 partidos del
10 y capitán del grupo daba cuenta de
que el Mundial de Brasil 2014 era al fin el momento justo para exponer todo ese
talento que tantas veces manifestó ante los tantos hinchas catalanes en los
muchos estadios de España.
Si el primer partido de la selección se percibía un ambiente
de inseguridad, el partido contra Nigeria era todo optimismo y seguridad,
ayudado también por el gol tempranero de Messi poniendo a los argentinos un
tanto arriba en el marcador. La alegría duró poco ya que, al minuto seguido,
los africanos empataron el partido y el partido volvía a comenzar. Antes de
terminar el primer tiempo se lesionó uno de los delanteros indispensables y
titulares para Sabella – Sergio Agüero- dejando al técnico obligado a hacer la
primera modificación sustituyéndolo por Ezequiel Lavezzi. Este cambio de alguna
manera ayudó al equipo levantando anímicamente y dándole fluidez al juego con
un delantero mucho más aguerrido y movedizo.
A los 46 minutos Argentina llega de nuevo al gol, un “doblete”
del 10 por un tiro libre cerca del área del equipo nigeriano, llendo al
descanso ganando el partido. Ni bien comenzó el segundo tiempo el partido se
igualó nuevamente por otro “doblete”, esta vez de Musa y dos minutos después Rojo
volvió a poner las cosas en su lugar dejando el marcador 3 a 2 a favor del equipo
americano, y que con ese marcador cerraría la participación de su conjunto en
la fase de grupos en el Mundial.
Si bien Argentina fue de menor a mayor y que poco a poco fue
encontrando su juego, el que había demostrado en los partidos amistosos previos
a la Copa Mundial, hay que tener en cuenta el contexto en el que se jugó y el objetivo
de los rivales frente a la selección con grandes estrellas, cada una en su
respectivos clubes.
Contra Bosnia, hay que partir de la base que en el primer
tiempo los dos equipos jugaron para defenderse- Argentina con su formación 5-3-2
y los europeos esperando en su campo- y en el segundo tiempo los bosnios
salieron a buscar el partido, al igual que los argentinos, exponiendo un
partido con varias falencias y descuidos en el sector defensivo de los dos
conjuntos.
Contra Irán, vimos una Argentina que, convencida de usar la
misma formación del segundo tiempo del partido anterior, fue a buscar el
partido desde el minuto 0 y se encontró con los 11 asiáticos metidos prácticamente
en su área formando una barrera muy difícil para penetrar y que se consiguió la
victoria por un remate de media distancia en el ángulo por una genialidad del
mejor del mundo en el minuto 91.
Contra Nigeria, se vio la mejor versión de Argentina en lo
que va de la fase de grupo del Mundial. Buscando durante los 90 minutos y
terminando con mucho cansancio se encontró a un Lavezzi mucho más dinámico y rápido
que Agüero, y que se amoldaba más con las características del equipo. Con las
mismas deficiencias en la defensiva que, además que el esquema ultra-ofensivo
de Sabella deja muy expuesto ese sector, los defensores que la componen no están
a la altura del nivel altísimo de la delantera.
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